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Mostrando entradas de julio, 2018

EL GIGANTE DE LA PLAZA

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Nuestro pueblo tenía una bonita plaza, que era un verdadero jardín rodeado de flores multicolores, sus veredas limpias en todo su contorno, invitaba a pasear por ella y así lo hacían nuestras mamás. Daban vueltas y vueltas a su alrededor y nosotros los niños jugábamos con pelotas, las niñas saltaban con sus sogas, había muchas maneras de entretenernos. Al llegar la tarde, las mamás regresaban a las casas, nos permitían quedarnos a los chicos hasta la hora de la merienda, pero lo que más llamaba nuestra atención era un señor impresionante, con una altura que nosotros calculábamos que pasaba los dos metros, su rostro aparecía tallado en piedra, tenía un solo ojo, donde debía estar el otro,había un parche negro, su ojo oscuro y penetrante, nos causaba verdadero pánico porque nos miraba muy feo cuando nos acercábamos a él. Corrían muchas historias sobre su persona, que había sido un gran guerrero en oriente, que tenía varias muertes en su conciencia, que era un sicario de la m

La pena de Miguelito, el ángel

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Al angelito Miguelito se le veía muy preocupado, no jugaba con los demás ángeles, solo estaba sentado con su cabecita entre sus manos. San Pedro que lo estaba observando, se acercó a él y le preguntó: "Miguelito, ¿qué pasa contigo?  te veo triste, pensativo". Miguelito le contestó: "Yo no estoy triste, yo estoy feliz de estar aquí en el cielo, pero sí estoy preocupado". San Pedro le dijo: "¿Por qué? ¿Por quién? Y el angelito le contestó: "Por mamá. Cuando la miro, siempre está llorando por mí, porque desde pequeñito yo ya tenía un lugar aquí en el cielo y me vine, pero ella quedó muy muy triste y yo no quiero que esté así. Yo quiero que sepa que soy muy feliz aquí en el cielo". San Pedro le dijo: "Ya veré cómo arreglo eso, déjame pensar, déjame pensar. Al rato se le acercó a Miguelito y le dijo: "Ya tengo la solución, te meterás en sus sueños y hablarás con ella, le dirás que ya no sufra por ti, que tú eres feliz aquí y que ell