EL GIGANTE DE LA PLAZA
Nuestro pueblo tenía una bonita plaza, que era un verdadero jardín rodeado de flores multicolores, sus veredas limpias en todo su contorno, invitaba a pasear por ella y así lo hacían nuestras mamás. Daban vueltas y vueltas a su alrededor y nosotros los niños jugábamos con pelotas, las niñas saltaban con sus sogas, había muchas maneras de entretenernos. Al llegar la tarde, las mamás regresaban a las casas, nos permitían quedarnos a los chicos hasta la hora de la merienda, pero lo que más llamaba nuestra atención era un señor impresionante, con una altura que nosotros calculábamos que pasaba los dos metros, su rostro aparecía tallado en piedra, tenía un solo ojo, donde debía estar el otro,había un parche negro, su ojo oscuro y penetrante, nos causaba verdadero pánico porque nos miraba muy feo cuando nos acercábamos a él. Corrían muchas historias sobre su persona, que había sido un gran guerrero en oriente, que tenía varias muertes en su conciencia, que era un sicario de la m