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Mostrando entradas de abril, 2016

¿Cómo te llamas?

Dime cual es tu nombre conozco, mucho, mucho más que tu cara, tienen tanta dulzura tus ojos, tanta ternura tus manos, no sé si eres rico o pobre,  te quiero, mucho, mucho hombre. Cada día me dices  un distinto nombre  pero el tuyo quiero saberlo,  por el amor de dios  no puedo entenderlo.  Conozco, el pliegue de tu frente, el lunar que tienes tras la oreja,  aquella cicatriz que tienes  que al caerte la hiciste  cuando aun aun eras un nene, por favor dime tu nombre.  Esto ya es una queja, conozco el vello de tu pecho,  conozco de tantas, tantas veces tu lecho.  Se por tu gesto, cuando estas enojado,  te quiero mucho, mucho hombre  pero no se tu nombre... en mi mente se llama amor  pero esto me causa dolor,  dime, dime tu nombre,  solo, así, mi pobre corazón  quedará conforme. 

Su último canto

El viejo jilguero emitió su más triste canto, en el iba todo el dolor que sentía por la partida de su compañera de tantos, tantos años allí en el piso de la jaula yacía, sin vida, el pensaba: "¿que haré sin ella?". Aquí solo encerrado, como un delincuente, sin haber cometido delito alguno, ella y yo hemos sido prisioneros por mucho, mucho tiempo. Ahora ella es libre, pero yo... ¿que será de mi pobre vida? Así ya no quiero vivir, quiero ir a reunirme con ella, allá en lo infinito, donde está nuestro creador, libres, volaremos juntos por el espacio, no más jaulas, no más encierro, solo le pido perdón a quien me dió la vida y con mucha mucha fuerza estrelló su fragil cuerpesito, contra las rejas de su prisión y cayó, sin vida al lado de su compañera muerta, y yo te juro creer verlos volar juntos surcando el cielo allá, muy lejos hacia los grandes espacios. Así el jilguerito había sacado de lo más profundo de su ser su ultimo canto.